Clásica 2
Mujer en el Café du Tambourin
MÚSICA CLÁSICA Y ARTE. En esta tercera entrega de nuestra serie de capítulos "Música para los cuadros de Van Gogh" publicamos la obra titulada "Mujer en el Café du Tambourin" lienzo pintado en Paris en febrero de 1887. La modelo de este cuadro es la italiana Agostina Segatori, que en su tiempo había posado para Edgard Degas, entre otros y que, a la sazón, era la dueña del Café du Tambourin. Degás seguramente inspira este retrato con su famosa obra "La bebedora de ajenjo.
MÚSICA PARA LOS CUADROS Y LOS TEXTOS DE VINCENT VAN GOGH
Las mesas y las sillas de este café tienen la forma del "tambourin" -la pandereta- y todo el retrato rezuma un exotismo claramente asociado, cuando de música se trata, al concurso y la evocación musical que el sonido de la pandereta despierta en el oyente. Exótico es el peinado de la modelo; exóticas son las xilografías japonesas que se ven en la pared del fondo; exótica es la falda. Y, en medio de tal demostración exótica, nuestra protagonista nos transmite un deje de melancolía. La mirada entre triste y resignada; la figura sentada de manera tensa; los brazos colcados de tal manera sobre la mesa que parece que dar a enterder un cierto grado de sumisión provocada tal vez por el hecho de posar para este retrato y no ser una imagen robada. ¿Qué piensa? Está como ausente. ¿Un verso suelto en esta atmosfera de exótismo y de color?.
Texto de Van Gogh
“Y no me extrañaría mucho que dentro de un tiempo los impresionistas criticasen mi manera de trabajar, más bien fecundada por las ideas de Delacroix que por las suyas. Pues en lugar de reproducir con exactitud lo que tengo delante de los ojos, prefiero servirme arbitrariamente del color para expresarme con más fuerza.” Vincent van Gogh
Obra: Mujer en el Café du Tambourin. París, febrero de 1887. Óleo sobre lienzo. 55,5 x 46,5 cm. Amsterdam, Rijkmuseum
AUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA Y ARTE
La página musical que os proponemos para escuchar mientras observamos este cuadro de Vincent van Gogh es el coro sin palabras de los marineros con que comienza el acto III de Madama Butterfly de Puccini. Una música que nos evoca la visión de la pobre Cio-Cio-San a la puerta de su casa en la colina desde donde se divisa la bahía de Nagasaki, esperando con su hijo la llegada de Pinkerton, la mirada fija en el puerto, y que bien podría servir para acompañar esta otra mirada: la de Agostina Segatori.
Puccini: Madama Butterfly. Coro sin palabras.
ENLACES DE INTERÉS MÚSICA CLÁSICA
No te pierdas nuestros PODCAST DE MÚSICA CLÁSICA EN SPOTIFY
No te pierdas nuestros VIDEOS DE MÚSICA CLASICA EN YOUTUBE