Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

El Cantar de Gesta y los Juglares

Fecha de publicación: 06 de diciembre de 2011

HISTORIA DE LA MÚSICA CLÁSICA. Los cantares épicos, ejemplos más antiguos de la primitiva épica medieval, se concibieron para ser difundidos por vía oral, bien cantada o bien recitada. La interpretación solía ser acompañada por algún instrumento o instrumentos musicales. Los agentes difusores del género, entre otros, fueron los juglares.

El Cantar de Gesta y los Juglares

 

Música ClásicaLA MÚSICA CLÁSICA Y LA LITERATURA EN CLASICA2

La figura del juglar, que recorrían las aldeas, villas, pueblos y  castillos, era  portadora de noticias de otros lugares y fuente de regocijo y diversión. Por ello eran recibidos con gran alborozo ya que aseguraban espectáculo. 
 
A veces se presentaban solos. Otras, en cambio, podían hacerse acompañar por una pequeña trouppe que incluía algún que otro animal amaestrado - que solía bailar al son de una melodía-, malabaristas, acróbatas, danzarinas;  prácticamente un pequeño circo medieval, donde la música y el cantar épico jugaban un papel destacado, objeto de este artículo. 
 
De la importancia que, desde el punto de vista de la música, tenían estos cantares épicos también llamados Cantares de Gesta (o hazaña), habla bien a las claras la recomendación que Alfonso X el Sabio hace en  sus Partidas cuando sugiere que los caballeros oigan cantares de los juglares mientras comen porque con ello: “les cresçian los corazones et esforzábanse faciendo bien” (Fijaros como el carácter del ethos griego y la Tafelmusik -la música de mesa alemana- se unen en el escrito de Alfonso X el Sabio).
 
El cantar de gesta presenta dos características importantísimas en esta unión músico-literaria que son: -la adecuación del metro, la rima y el canto por un lado-, y -la utilización de lenguas vernáculas por otro-. Las dos, en comandita, hacen que la tradición oral mantenga  y  transmita los cantares de generación en generación. La clave de esta simbiosis reside en que el cantar, máxime si se entiende la letra, no distingue de clases sociales ni públicos, siendo unánimemente aceptado desde el Rey al último súbdito. En otras palabras, gracias a la música y a los juglares la épica medieval ha llegado a nosotros. 
 
Los juglares, y en ello les iba el “cocido” no podían permitir que su espectáculo musical no tuviese éxito. Por ello iban refinando los versos, suprimiendo o aumentando pasajes, y adecuando su representación a los diversos públicos. ¡Que los había!
 
A veces se veían obligados a repetir textualmente cantares que el público conocía y pedía volver a oír, incluso para cantar con el juglar; otras tenía que renovar el repertorio para públicos ávidos de novedades. (¡Nada ha cambiado, con respecto al público, desde entonces!) 
 
Un mundo vivo, apasionante y apasionado donde la música se une a la literatura, en este caso oral, para solaz de los pobladores de las villas, pueblos y aldeas medievales. Solaz que la música y la literatura producen desde que ambas son. Hay muchos frutos, a lo largo de la Historia, de este maravilloso matrimonio. Aquí los iremos detallando.
 
Manuel López-Benito
 
Audición de música clásicaAUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA
 
Imaginémonos que estamos en un pueblecito allá por el siglo XIII. Todos reunidos en la plaza mayor. Acaba de llegar el juglar con su grupo. Viste polainas rojas y casaca marrón. Raída. Sin camisa ni zapatos. Algo que fue un día una gorra cubre su cabeza. Unos rizos, canosos y ralos, asoman por debajo de aquella. Pide silencio. 
 
Van a  cantar. Él ya no puede; hace tiempo que perdió la voz. Lo hace su hija. ¡Con sólo pinchar en el audio, un poco más abajo de estas letras, la oiréis!  
 
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