Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

Favus distillan de Hildegard von Bingen

Fecha de publicación: 03 de febrero de 2012

HISTORIA DE LA MÚSICA CLÁSICA. Traemos hoy a esta sección de 100 canciones para una vida de la Historia de la Música Clásica la entrega nº 17: Favus distillan de Hildegard von Bingen

LA SIBILA DEL RIN: HILDEGARD VON BINGEN

Nacida en 1098 en Böckelheim, Franconia occidental, murió el 17 de septiembre 1179 en Rupertsberg, cerca de Bingen. Era la décima hija de un matrimonio aristocrático. Cuando cumplió ocho años ingresó en el convento benedictino de Disibodenberg, donde alcanzó el priorato en 1136, permaneciendo en él hasta su partida en el año 1147.

Fundó su propia comunidad en la ciudad de Rupertsberg alrededor del año 1150 de donde ya no saldrá hasta su muerte, acaecida en el año 1179. Desde niña Hildegard tenía visiones proféticas, siendo las más importantes las que tuvo estando en Disibodenberg:

-Vió como unas lenguas de fuego descendían sobre ella desde el cielo.

El Arzobispo de Maguncia otorgó rango de autenticidad a las revelaciones y le ordenó que las pusiese por escrito. Al ser Hildegard analfabeta, las transcripciones fueron hechas por el monje Volmar, el cual escribía al dictado de la abadesa.

“Siempre he percibido esta visión en mi alma como una llama ardiente, y lo que digo es lo que veo”, llegó a decir Hildegard.

El “Scivias” es el libro recopilatorio que incluye 26 visiones. Iniciado en el año 1141, se completó en 1152.

Un año después, en 1153, Hildegard recopiló todos sus poemas y composiciones musicales en el libro Symphonia harmoneae caelestium revelationem (Sinfonía armónica de las revelaciones celestiales) que consta de 77 poemas líricos, todos con melodías monofónicas.

Hildegard von Bingen es la primera mujer compositora en la tradición occidental cuya música ha llegado hasta nosotros. Una música que se caracteriza por la utilización de una riquísima ornamentación al servicio de la glorificación del Señor, y el empleo de intervalos novedosos para su época. Además sus textos son de una gran emoción lírica y representan una poesía altamente musical en sí mismos.

Pero su faceta artística y científica no se limitó únicamente a su música y a su poesía. Sus otros trabajos incluyen un libro de vidas de santos y diversos tratados de medicina e historia natural, así como un abundantísimo e interesantísimo corpus epistolar que mantuvo con las figuras más importantes de su tiempo que acudían a ella para ser aconsejadas.

De Hildegard von Bingen hay una obra que personalmente me parece deliciosa y por tanto merecedora de incluirse en este capítulo de 100 canciones para una vida. Concretamente me estoy refiriendo al Responsorio de Maitines De undecim milibus Virginibus cuyo título es Favus distillan.

A continuación incluimos el texto bilingüe latin- español y la correspondiente audición. Lo dicho: una música deliciosa.