Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

Felix Mendelssohn, crítico musical

Fecha de publicación: 21 de junio de 2014

ENCICLOPEDIA DE LA MÚISCA CLÁSICA. La correspondencia de los compositores conforma un corpus documental tantas y tantas veces valiosísimo para descubrirnos aspectos de sus vidas y de su música que sin él tendríamos sólo un conocimiento parcial, cuando no erróneo, sobre los fundamentos de su genio y de su obra artística. Un corpus que me apasiona y que poco a poco comparto en esta sección de Epístolas Musicales con todos vosotros. Hoy os invito a leer un estracto de la carta enviada por Felix Mendelsson a su hermana Fanny cuando el compositor se encontraba en París y que esta fechada el 20 de abril de 1825. En ella se nos muestra la faceta de crítico musical del compositor.

Lucía Sarto en Clasica2

 

Música ClásicaEPÍSTOLA MUSICAL

Mendelssohn escribe a su hermana desde París, 20 de abril de 1825. Dice así:

“Para que no te disgustes te diré que ayer hemos ido a Feydeau donde oímos el último acto del Aubergiste, ópera de Catel (*), y la Leocadia de Auber.

El teatro es grande, espacioso, muy bonito. La orquesta, bastante buena. Si los violines no valen tanto como los del teatro italiano, en cambio los bajos y los instrumentos de viento son buenos y el conjunto es mejor. Los actores y las actrices no tienen mucha voz, pero no cantan mal; desempeñan bien sus papeles y el público queda satisfecho. Llegamos ahora al punto capital: la composición.

No quiero decir nada de la ópera por no haber oído más que la mitad, que me pareció endeble aunque se encuentran en ella bastantes melodías agradables. En cuanto a Leocadia, del célebre Auber, no puede imaginarse nada más lamentable. El asunto está tomado de una novela de Cervantes y no se presta para hacer una ópera. Yo no podía figurarme que los franceses, que poseen un tacto exquisito y un gusto delicado, aceptaran tal obra. Auber ha escrito una música sin consistencia, una especie de gemido inacabable.

En esta ópera no hay ni calor, ni vid, ni originalidad; es un conglomerado de reminiscencias de Cherubini y de Rossini; además en los pasajes más patéticos los cantantes comienzan a hacer gorgoritos inútiles y la instrumentación, que hoy es asequible a todos, conociéndose como se conocen las partituras de Haydn, Mozart y Beethoven; la instrumentación, repito, es también lamentable y esto no puede tolerarse a un discípulo de Cherubini, a un favorito del público, a un hombre ya encanecido.

Figúrate que en esta obra no hay tres números en los cuales no intervenga un flautín. La obertura comienza con un trémolo de cuerda, pero enseguida entra la flauta en acción y acompañan los bajos una melodía soporífera; en el tema del allegro la cuerda ejecuta un acompañamiento español y la flauta canta una melodía demasiado sentimental. La primera aria: Pobre Leocadia, mas valía morir, va también acompañada por la flauta; en resumen: la flauta describe el furor del hermano; el dolor del amante; la alegría de la campesina; todo lo que puede reducirse fácilmente a dos flautas y una trompa. ¡Oh, qué miseria! (...)

Felix Mendelssohn

Charles Simon Catel, compositor francés. (1773-1830)

(*) Se refiere al compositor francés Charles Simon Catel (1773-1830) que aquí tenéis en este grabado.

 

AUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA

Os invito a escuchar el segundo movimiento, Adagio, del Concierto para piano y orquesta de cuerda de Felix Mendelssohn-Bartholdy mientras todavía revolotean en muestras cabezas las palabras del compositor vertidas en esta carta filial.

Manuel López-Benito

Mendelssohn: Concierto en la menor para piano y orquesta de cuerdas MWV O2. Adagio

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