Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

La Música y Paul Klee

Fecha de publicación: 01 de febrero de 2015

MÚSICA CLÁSICA Y ARTE. PAUL KLEE Y LA MÚSICA. La Historia nos enseña que, con mucha frecuencia, grandes genios que destacaron sobre el común de los mortales en algún campo del saber o del Arte, se han visto en la encrucijada de elegir entre varios caminos artísticos, científicos o simplemente profesionales, al verse atraídos por diferentes alternativas y estar ciertamente capacitados para desarrollarlas sin una preferencia clara, ni una imposibilidad manifiesta. La elección no es fácil en ningún caso, y el azar ha jugado importantes papeles en otros muchos

MÚSICA CLÁSICA Y ARTE. PAUL KLEE MÚSICA Y PINTURA

También nos enseña la Historia que una vez tomada la elección permanece un vínculo sutil, muchas veces casi imperceptible; otras, en cambio, el vínculo es manifiesto entre la actividad elegida y la desechada. Así, el análisis de sus aportaciones se enriquece si no perdemos de vista este vínculo, o lo buscamos con afán.

A modo de ejemplo os propongo que os acerquéis a la obra de Paul Klee, quizá uno de los pintores más interesantes del siglo XX, a la luz de su afición a la música y a su percepción musical como oyente y como intérprete.

Al hilo de esta tesis, Paul Klee expresa en uno de sus diarios escritos entre 1890 y 1918 lo siguiente sobre sus dudas entre la elección de la música o la pintura:

“La música es para mí como una mujer embrujada por el amor. La pintura, ¿me dará la gloria? `[…] Ilusiones. Estoy ocioso y voy divagando” .

Su posterior decisión es conocida decantándose por la pintura, sin embargo no abandonó su afición musical: tocaba el violín y la viola, bien en cuarteto, o bien en la orquesta, y su mujer, Lily Stumpf era una excelente pianista con la que solía tocar en la intimidad del hogar. Sirva de docuemnto esclarecedor lo que al respecto dejo escrito su hijo Félix:

“La creatividad de mi padre estaba ligada a la música. Su formación de violinista le llevó a las puertas de la carrera de concertista. Era raro que pasase un día sin que cogiese su Testore para tocar música de Bach o Mozart, a veces solo, otras con mi madre, magnífica pianista.

Asistía a todos los conciertos que podía y a la ópera con pasión intensa, pero, mientras que, como oyente alternaba los viejos y los nuevos maestros, como ejecutante permanecía fiel a sus bienamados autores de los siglos XVIII y XIX.

Desde 1908 a 1921, mi padre se ocupó del hogar, cuidándome, cocinando de modo magnífico, mientras mi madre proveía el pan diario dando lecciones de piano".

Tras esta lectura, ¿no os parece que los títulos tan musicales de sus obras como Fuga en rojo (1921), El orden del contra Ut (1921), Verstimmt (desafinado, 1939) o Instrumento para la música contemporánea (1914), adquieren un nuevo significado?

No me queda más que invitaros a que sigáis profundizando en esta vía que os propongo, y, entre tanto os animo a que escuchéis esta deliciosa página de página de Ludwig van Beethoven, el II. Movimiento: Adagio molto esspresivo de su Sonata nº 5 para violín y piano en Fa mayor Op. 24 "Primavera", que es mi modesto homenaje al matrimonio Klee, pues me imagino a Paul y Lily tocándola juntos.

Manuel López-Benito