Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

El Canto de los Dioses

Fecha de publicación: 08 de mayo de 2009

La simbiosis entre la Música Clásica y la Literatura está presente desde los orígenes de la expresión musical. De hecho el concurso de la voz protagonizando una utilización estética del lenguaje, y acompañada del efecto sonoro instrumental se confunde con el principio de los tiempos. 

El aulós en Clasica2

 

Música clásicaLA MÚSICA CLÁSICA Y LA LITERATURA 

Las teogonías en los albores del período histórico atribuyen la creación del Universo al canto de los dioses. A continuación, no es de extrañar que Brahma y Shiva en el hinduismo, Thor para los egipcios, Nina para los sumerios, Istar para los asirios o Apolo para los griegos, emitan halos sonoros: “canten”. 
 
De la importancia de este matrimonio nos da una idea el hecho de que de las nueve musas griegas, cuatro hacen referencia al mismo. Así, Calíope es la musa de la poesía épica, Erato de la poesía lírica, Melpómene de la tragedia y Talía de la comedia. Todas ellas inspiradoras de la música y aportando su correspondiente bagaje literario.
 
Del maridaje que la música y los textos literarios tienen en el judaísmo y en el cristianismo, habla por si solo el amplísimo corpus litúrgico, en sus múltiples variantes, que jalonan las sinagogas, templos, monasterios e iglesias. Los antifonarios, los libros de himnos, la salmodia, o los misales con el Ordinario y con el Propio de la Misas, por poner algunos ejemplos.
 
En la variante profana ajena, por tanto, al hecho religioso, y por ceñirnos al período que transcurre desde la Alta Edad Media a nuestros días, baste con citar a: - los juglares o ministriles, cantantes de gesta de los que tenemos constancia desde el siglo X;  los trovadores, primeros compositores medievales en Francia, o Minnesinger en la acepción alemana;  la importancia del nacimiento de la ópera – Favola in Música- con el Orfeo (1607) de Claudio Monteverdi (1567-1643); el lied alemán en el Romanticismo, o las canciones de Joan Manuel Serrat o Edith Piaf, para que no se nos escape la importancia que la literatura tiene para la música y viceversa,  tal como iremos demostrando en esta sección.   

Audición de música clásicaAUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA EN CLASICA2

Sirva como ejemplo de todo lo dicho la canción, el lied, de Franz Schubert (1797-1828), Ständchen, incluida en el ciclo de 14 canciones que bajo el título Schwanengesang D 957 (el canto del cisne), fue publicado en 1828. 
 
Para este ciclo Schubert utiliza poemas de los poetas alemanes Heinrich Heine (1797 - 1856) y Ludwig Rellstab (1799 - 1860), siendo de éste último el poema que vamos a oír. 
 
Dado que nos los volveremos a encontrar a lo largo del desarrollo de Música Clásica y Literatura, decir únicamente unas palabras sobre Rellstab. Nacido en Berlín, cambió la carrera militar por el periodismo y la poesía. Es el autor de los poemas de las siete primeras canciones del Schwanengesang D 957. También escribió el libreto para la ópera Dido del, también alemán, Bernhard Klein (1793-1832). Sin embargo su obra más famosa es la novela histórica “1812”, publicada en 1832.

Franz Schubert: Schwanengesang D 957  Ständchen 

STÄNDCHEN
Leise flehen meine Lieder
Durch die Nacht zu dir;
 
In den stillen Hain hernieder,
Liebchen, komm zu mir!
 
Flüsternd schlanke Wipfel rauschen
In des Mondes Licht,
 
Des Verräters feindlich Lauschen
Fürchte, Holde, nicht.
 
Interludio pianístico
 
Hörst die Nachtigallen schlagen?
Ach, sie flehen dich!
 
Mit der Töne süßen Klagen
Flehen sie für mich.
 
Sie verstehn des Busens Sehnen,
Kennen Liebesschmerz,
 
Rühren mit den Silbertönen
Jedes weiche Herz.
 
Laß auch dir die Brust bewegen,
Liebchen, höre mich,
Bebend harr' ich dir entgegen!
Komm, beglücke mich!
 
 
SERENATA
Suavemente te suplico con 
mis canciones a través de la noche;
 
Aquí, abajo, en la tranquila arboleda,
¡Amada, ven a mi lado!
 
Murmurantes, las esbeltas copas susurran
A la luz de la luna,
 
Del acecho hostil del traidor 
No temas, tú, amada.
 
Interludio pianístico
 
¿Oyes gorjear a los ruiseñores?
¡Ay! Ellos te suplican,
 
Con el sonido de dulces quejas
Suplican por  mí.
 
Comprenden el anhelo de mi pecho,
Conocen el dolor del amor,
 
Conmueven con sus argénticos sonidos
A todo tierno corazón.
 
Deja también conmoverse tu pecho,
Amada, escúchame;
¡Trémulo aguardo el encuentro!
¡Ven, hazme feliz!
 
Texto Ludwig Rellstab (1799 - 1860)

Revista de música clásicaGUIA DE LA AUDICIÓN DE STÄNDCHEN DE FRANZ SCHUBERT

Para terminar un pequeño comentario musical del lied. Dos de los tres grandes motivos inspiradores de la poesía romántica alemana se encuentran en el texto de Rellstab: el Amor, y la Naturaleza. El tercero, la Muerte, completa la tríada mágica. 
 
El enamorado, desde la profundidad del bosque, y separado de la amada, implora su venida con el concurso del canto. No quiere que el miedo sea motivo de separación. Schubert, que ha utlilizado el piano en eco subrayante en los finales de los versos, escribe en este momento un minúsculo interludio pianístico para provocar la meditación sobre lo ya oído, y para controlar el ritmo de la canción -muestra de su gran sensibilidad. 
 
El amado continúa su súplica citándo a los ruiseñores, que a modo de coro, potencian su invocación. Fijaros en el pasaje coral subrayado por el piano. Pero el amado sabe que no hay respuesta; (el amor romántico, normalmente, sin final féliz), y entonces cambia la linea de canto. Se agita, y con un grito desesperado (segundo186), ya no implora sino que exige: Komm, beglücke mich!- ¡Ven, hazme feliz!. 
 
Vuélve a la súplica resignada, por vana, en la repetición, antes que un postludio del piano cierre la obra. 
 
¿Se puede decir tanto en tan poco espacio?  ¿Acaso el poema tendría tanta fuerza sin el concurso de la música? 
 
¿Y ésta, sin texto, podría conmovernos así? 
 
Música y poesía; poesía y música ¡Qué gran invento del hombre!

Manuel López-Benito

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